miércoles, 31 de agosto de 2011

Oración en el bar de la rosa blanca (Dionisio Cañas)


ORACIÓN EN EL BAR DE LA ROSA BLANCA
(POR DIONISIO CAÑAS)

Madre, hemos visto el mundo y nos ha gustado,
hemos visto el mundo y nos ha dolido,
pero ahora queremos volver a tu vientre,
ahora queremos ahogarnos en tus aguas
para vernos morir desde dentro de ti.

Madre, no dejes que las ratas nos ganen la carrera,
no dejes que la vida que tanto quisimos
se deshaga como burbuja de jabón,
no dejes que la luz tropical de los deseos
se apague para siempre en mi pequeño corazón.

Madre, yo sueño con un mundo de máquinas solares,
un mundo donde desnudas se amen las edades,
un mundo donde el sabio hable con los burros,
donde la música de las gallinas sea tan hermosa
que en las salas de conciertos sólo se oiga su canción.

Madre, cuando llegue la hora, si es que la hora llega,
preparemos una cena estupenda para esperar solitos
el fondo oscuro de no verse jamás. "Mi amo",
ha dicho el perro, y la madre ha entendido que se aman
y juntos han bebido el vino de los domingos.

Santa Alegría, el cielo no consuela, madre,
cuando, cansados de tanto andar, ya sólo queremos
ver los campos donde la luz reposa
sobre los cuerpos que nunca probaremos,
escucha mis palabras, acepta esta canción.

"Tú no puedes morir", nos dices, y nos dejas abandonados
en los brazos del mundo, asaltados por todos los miedos,
tentados por todas las alegrías, acariciados por un camello.
Madre, recíbenos en tu seno, danos refugio dentro de ti,
apiádate de nosotros, acógenos en tu vientre para siempre,

antes de que las ratas nos ganen la carrera.

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