jueves, 3 de noviembre de 2011

¿La mariposa o Chuang-Chu? (Juan Antonio Villacañas)



¿LA MARIPOSA O CHUANG-CHU?
(POR JUAN ANTONIO VILLACAÑAS)

Tetis, mírame seriamente,
que soy un aforismo
o un refrán sin historia.
Ahora ando copado con las metamorfosis,
me parece otra cosa cada cosa que veo.

Fíjate en aquel toro,
en el águila aquella,
en el mar, el laurel o en la serpiente;
pues no son ellos mismos,
y este hombre es el otro.

Y, sin embargo, amiga,
aquí nadie confunde
ya su cuerpo caliente con una mariposa,
el mismo ser en ellos.
Se sueña de otro modo.
Yo era hace unos días un helado de fresa,
y unos labios -los tuyos-
me chupaban.
Y una lengua -la tuya- me lamía.
Tus labios y tu lengua me metían en ti.
Y ahora soy tú, y a tu amor me acostumbro.
Al fin somos aquí lo nuestro, lo biológico,
echemos al pasado
esa estúpida idea de creernos un sueño.
En este mismo instante
acabo de volver del cementerio.
Llevé flores a todos,
más a los vivos que a los muertos. Más.
Porque en ese momento todos resucitaron.
Mi madre se llamaba Concepción
y hoy es ocho de diciembre. Una costumbre
que a veces se me olvida. No voy al cementerio,
porque no existe el cementerio.
El cementerio es una mente común,
el sobresalto máximo del mito, Tetis, ¿no lo sabes?
Yo sé que estoy allí,
tan profundo y gozoso como la tumba
que me cuida y me ama,
como la vida en otra luz,
como Zeus hecho toro amoroso,
como la eternidad que se piensa y que se viste,
y no como ha de ser la eternidad.
Por eso es sombra el sol y mucha gente no lo sabe,
aunque lo ve lo mismo que nosotros.
Me hace daño esa sombra que no puede dormir
y la gente que sueña mientras va por la calle.

Tú y yo somos los únicos
que rompemos la idea a Hesíodo y a Pausanias,
a Dión y a Apolodoro,
y destruimos las palabras en la boca de Homero
y al borde de la lengua de Diodoro,
y quitamos la causa de las manos de Ovidio.

Y nos quedamos, Tetis,
tranquilos y de nuevo
en esta vida tan exacta que no empieza
y es hoy.

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